La escuela siempre ha visto con recelo el tema de los medios de comunicación masiva (incluyendo internet),
considerando que entran en su terreno sin reglas ni métodos y con una gran
cantidad de tentaciones, que no sólo no apoyan el trabajo escolar, sino que lo obstaculizan.
Por su parte, los medios consideran que su función no es educar sino
informar y entretener. Una información que,
en muchos casos, no está contrastada y suele ser tendenciosa y un
entretenimiento que deja mucho que desear, en lo que respecta a contenido y transmisión de valores
A pesar de eso, no podemos negar que hoy día los medios de comunicación se han
puesto a la cabeza en lo que respecta a influencia educativa. Son los que
transmiten modelos de comportamiento, reglas y modas y normalmente son los más
jóvenes los que se dejan influenciar por esos mensajes, incorporándolos a su
bagaje cultural sin mayor cuestionamiento. Los medios, nos guste o no, son la educación informal en acción,
adquiriendo un liderazgo que debieran tener las familias y la educación formal.
Sin embargo, los medios de
comunicación no se creen responsables de esa educación informal que
están impartiendo. Emiten juicios
de valor acerca del bajo nivel educativo del país y hacen reclamos a padres de familia,
profesores y autoridades, sin compartir esa parte de culpa que les corresponde
y que es bastante.
Bien es cierto que el conocimiento está
cada vez más mediatizado y
con mayor dependencia de la tecnología
hasta el punto de que ya forman parte el quehacer educativo como una
herramienta indispensable. No obstante, aún no se le da la importancia que
debiera a la enseñanza del razonamiento crítico para que los educandos se
acerquen a los medios y los
analicen de tal manera que no sean presa fácil de la manipulación que ejercen.
Por eso, si son los medios los
que construyen la forma de ser y
de actuar de los individuos
en la sociedad, si nos dicen qué comer, qué vestir, qué pensar, cuáles deben
ser los valores de los
que hay que apropiarse, sería justo que los alumnos pudieran conocer el cómo,
el por qué y el para qué lo hacen y decidan si aceptan dichos mensajes o no,
pero con conocimiento de causa.
Es muy difícil, por no decir imposible, que se pueda controlar la gran
cantidad de información, y
no siempre positiva, que se transmite a través de los medios electrónicos, de
manera que tratar de prohibirla o restringirla sería estéril, ya que el flujo
de información viene por todos lados, en forma de mensajes visuales, auditivos o verbales.
Sin embargo, no todo es negativo en los medios y en esa amplia gama de
opciones, hay que saber seleccionar lo valioso y desechar lo que perjudica el
espíritu y no va acorde a nuestros valores. Daniel Prieto Castillo realiza una definición de lo blanco y
lo negro de la TV y
que pudiera trasladarse al resto de los medios de comunicación:
“En la televisión está presente lo
mejor y lo peor de nuestra sociedad: imágenes de ternura, de solidaridad y de
afecto humanos, frente a los más extremos exhibicionismos de violencia y
destrucción; hallazgos de conocimiento en sus detalles más preciosos, frente a
estereotipos sociales, y a menudo raciales insostenibles; propuestas
informativas enmarcadas en la serenidad y el compromiso de veracidad, frente a
otras teñidas de amarillismo;(…)imágenes de una belleza sin límites, frente a
otras burdas, improvisadas sobre la marcha”.
La escuela no puede competir con los medios, pero tampoco
puede ignorarlos o tratar de estigmatizarlos porque fracasará rotundamente. No
es con el rechazo con lo que se puede neutralizar su influencia sino con la
aceptación, el acercamiento y el conocimiento de todos los mecanismos que los
conforman. Se trata de formar a los
profesores y a los alumnos para que sean espectadores inteligentes
y críticos, capaces de filtrar la información y elegir los programas o navegar
por la red de una manera consciente y bien pensada, sin dejarse manipular ni
recibir de forma pasiva mensajes que atenten contra su dignidad como personas.
La educación de calidad también debe contemplar una auténtica
preparación sobre los medios, para que puedan entenderlos y utilizarlos a
conveniencia y, a su vez, los medios
de comunicación deben tomar conciencia de la importancia social que
tienen y adquirir el compromiso de colaborar con la educación, incrementando contenidos que aporten bases para la
construcción de una mejor ciudadanía.
Por muchas razones los medios y las nuevas tecnologías de la
comunicación están relacionadas con la escuela y
tienen que aprender a trabajar y colaborar en la educación de los ciudadanos.
La escuela debe educar espectadores críticos, pero los medios tienen la
obligación de cuidar sus contenidos. Ambos son educadores importantes e
influyentes.
Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 5 de agosto del 2011.
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