"Por primera vez en la historia de la humanidad, la educación se
emplea conscientemente en preparar a los hombres para tipos de sociedad que
todavía no existen. Por primera vez en la historia de la humanidad, diversas
sociedades comienzan a rechazar muchos de los productos que les ofrece la
educación institucionalizada.” UNESCO
A los jóvenes les está tocando vivir un mundo fascinante en lo que a ciencia y tecnología se
refiere. Es un mundo dinámico,
que se está tecnificando sin que nada ni nadie pueda detenerlo, con todo
lo bueno y malo que ello implica.
Lo bueno ya forma parte de su entorno, es una gama de
adelantos tecnológicos que
han facilitado enormemente su vida escolar y social, con un cómodo acceso
a la información y una gran rapidez en las comunicaciones. Lo
malo también empiezan a resentirlo, sobre todo los que están
egresando de las universidades, llenos de ilusión por conseguir un buen trabajo. Sin embargo, la realidad que encuentran es la falta de empleos
o empleos mal pagados y
sin prestaciones, violando en muchos casos los derechos laborales que tanto
costó adquirir.
Las empresas también se están tecnificando y tratan de racionalizar sus recursos, buscando la eficiencia con una menor cantidad
de personal, por lo que el mundo laboral se
está volviendo cada vez más insensible e
impersonal y los
trabajadores de cierta edad son sustituidos por otros más jóvenes aunque no
tengan experiencia y a los que por esa misma razón les ofrecen sueldos bajísimos.
Esas adaptaciones tecnológicas en las empresas y la sobreoferta de
gente con título y sin experiencia han favorecido este fenómeno de abuso por parte del sector empresarial, ya que son muchos los
jóvenes que esperan una oportunidad y aceptan esas condiciones porque consideran
que es una especie de noviciado en
el que obtendrán experiencia para acceder a algo mejor, cosa que no siempre
sucede, con lo que al final, aquellos que están muy bien preparados y que
hablan varios idiomas,
acabarán emigrando a otros países,
donde aún se mantienen condiciones laborales dignas y los sueldos van en
función de su preparación.
La responsabilidad de las
universidades estriba en ofrecer carreras pertinentes a las demandas laborales y al desarrollo
económico del país. Estas demandas se dirigen hacia programas de ciencia y tecnología principalmente.
Sin embargo, han proliferado instituciones de educación
superior de dudosa calidad, que siguen brindando carreras tradicionales, que no les
exijan una alta inversión en infraestructura y que al mismo tiempo les ahorre
el costo de profesores especializados.
Aquí es cuando la educación
superior pasa a ser un negocio más, en el que los jóvenes sólo son una cifra, sin
que su futuro esté considerado en el contrato. Los preparan en áreas que están saturadas
y que no necesita el mercado de trabajo, por lo que se está haciendo cada vez
más grande la brecha entre lo que la
sociedad demanda y lo que academia ofrece.
No obstante, ofrecer pertinencia en sus programas educativos no es lo
único que pueden hacer las instituciones de educación superior, también es
necesario fomentar el espíritu de innovación
y emprendimiento para que los jóvenes cambien el enfoque de
estudiar para ser empleados por el ser capaces de autoemplearse y a su vez
generar otros empleos.
En la mayoría de la universidades ya existen estos programas, pero la realidad es que no
están dando los resultados esperados, ya que los mismos jóvenes se quejan de
que no saben cómo iniciar un
negocio cuando el mercado laboral no les ofrece ningún empleo y los que sí lo
saben, se encuentran con tantos trámites y burocracia oficial que
optan por buscar empleo y dejarse de complicaciones.
Creo que se debe tener presente que el acceso a un empleo empieza con
una buena elección de carrera,
por tanto, la educación obligatoria tiene que darse a la tarea de orientar a los estudiantes por
ese camino, además de desarrollar desde temprana edad el espíritu de innovación
y emprendimiento que tanta falta está haciendo y no esperar a impartir esos
programas cuando llegan a la universidad.
Por su parte, la responsabilidad
de los gobiernos pasa por la obligación de realizar una excelente
planeación de la educación superior y la de desarrollar políticas económicas que permitan conciliar educación y empleo.
La responsabilidad del sector empresarial debe ser un crecimiento económico sin descuidar la responsabilidad social que los obliga a
proporcionar condiciones laborales justas, conciliar familia y empresa y por supuesto colaborar de una
manera más directa con las universidades y
el gobierno, para que en conjunto construyan un futuro más edificante y
esperanzador para los jóvenes.
“La globalización deja claro que se
requiere responsabilidad social no sólo por parte de los gobiernos, sino
también de las empresas y de los individuos” Ana Lindh (política sueca) Petra Llamas
Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 15 de junio del 2012.
Mail: petrallamasgarcia@gmail.com
Twitter: @PetraLlamas
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2 Comentarios
Pensandolo bien, el barbero y el electricista tienen un futuro mas prometedor y estable que muchos universitarios y ademas estos estan tambien educados y saben usar las tecnologias del momento. Tanto estudiar. . .?
ResponderEliminarCreo que tienes mucha razón.
EliminarGracias por tus comentarios