“El abandono de la madre en la formación de los hijos, convirtió a las escuelas en guarderías juveniles, a los maestros, en solidarios responsables de la educación y vació de contenido educativo y de convivencia humana enormes cantidades del tiempo familiar (…)” Elba Esther Gordillo
Estas declaraciones son de la carta abierta titulada :"La
formación de valores en el México del siglo 21” de la maestra Elba
Esther Gordillo, ahora ex líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de
la Educación (SNTE). Este texto contiene una interesante mezcla de grandes
verdades y una serie de generalidades que dañan de
una manera innecesaria a la mujer que es madre y trabajadora; y
siendo ella mujer, madre y trabajadora, el impacto de sus declaraciones causó
en su momento un gran revuelo mediático, en detrimento de grandes e importantes
señalamientos que tiene el documento.
Las mujeres han ido agregando tareas al
quehacer de amas de casa, casi sin darse cuenta. Primero se convirtieron
en esposas o compañeras, luego en madres y al
final se vieron en la necesidad de cooperar en la economía familiar,
así que salieron a trabajar con el mismo horario y presión que
los hombres, pero con otras responsabilidades asumidas, como la de la casa y
los hijos.
El reto fue muy importante, puesto que tuvieron que demostrarse y demostrar a otros que podían con eso y mucho más. Por si fuera poco, hay mujeres que, por circunstancias diversas, no tienen compañero y se quedaron al frente del hogar, solas y sin ningún apoyo, así que no tuvieron más remedio que trabajar, atender la casa y cuidar de sus hijos.
En esta pesada andadura se han conquistado espacios que
estaban reservados exclusivamente a los hombres, pero también perdieron, como
mujeres, algunas actividades que eran muy gratificantes y que además
tenían un gran impacto social. Una de ellas, la más relevante, criar,
educar y monitorear a los hijos hasta que adquirieran la solidez
necesaria para caminar solos.
Debo reconocer que tiene parte de razón la maestra al declarar que:
"Cuando la mujer tuvo que compartir la responsabilidad del ingreso
familiar, no solo impactó en el
deterioro individual sino en el de la sociedad toda" porque el hecho
de que ahora los hijos ya no cuenten son ese seguimiento debe tener mucho que
ver con la pérdida de una serie de valores en nuestra sociedad.
Sin embargo disiento en eso del “deterioro individual” ya que el trabajo fuera del hogar, le ha permitido a la mujer crecer en todos los aspectos, al mismo tiempo que hizo crecer al compañero al convertirlo en copartícipe de la responsabilidad de educar y guiar a los hijos.
Tampoco está desencaminada al afirmar que: "Cuando la familia dejó
de ser el centro de la formación de los valores, éste fue ocupado
por otros sistemas de comunicación con otros objetivos”. Nada proporciona
más seguridad y bienestar a los hijos
que desarrollarse en una familia
estable.
Sin embargo, no es justo que todo el peso de esa pérdida de valores o de los malos resultados de la educación sea cargado sobre los hombros de la mujer, madre y trabajadora, que en la mayor parte de los casos tiene que hacerlo por necesidad y con una gran carga de ansiedad y culpa por no poder estar más tiempo con sus hijos.
Por otro lado, es importante señalar que no todos los hijos de madres trabajadoras son malos estudiantes o acaban siendo una lacra social; como tampoco se cumple siempre eso de que son excelentes personas los que tienen una mamá que no trabaja. Son muchos factores y muchos actores los que intervienen en la formación de una persona.
Creo que esas generalidades acerca de la responsabilidad de la mujer trabajadora, en la carta abierta de la maestra Elba Esther Gordillo, le han quitado el peso a unas reflexiones que denuncian fenómenos sociales importantes, que pudieron haber tocado las fibras más sensibles de la sociedad y en las que, para ser justos, debieron estar todos los que tienen parte de culpa en el problema.
La responsabilidad de la educación de los hijos recae
en la familia, tanto en el padre como en la madre, y la
escuela se convierte en corresponsable de la misma, al ofrecer una educación
integral de calidad, manteniendo una constante comunicación con los padres.
Los medios masivos también tienen que asumir su parte de culpa al difundir antivalores y conductas que derrumban los valores que familia y escuela están tratando de construir.
A esto hay que agregarle la poca cooperación de las empresas, que debieran favorecer una serie de condiciones para que sus trabajadores no descuiden el papel de formadores de los hijos. Nadie, como una madre trabajadora, sabe el sufrimiento que supone que le nieguen permisos en su trabajo para atender problemas con los hijos.
Finalmente, también el gobierno tiene una parte de la culpa ya que en sus manos está poner en marcha un buen programa encaminado a recomponer el tejido social, empezando con la protección a las familias, el trabajo, la salud, alimentación y seguridad y sin olvidar la importancia de un buen sistema educativo.
Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 19 de octubre del 2012.
Twitter: @PetraLlamas
Youtube: https://www.youtube.com/channel/UC9aYpMfchINwkzJpozbgE_g/videos
4 Comentarios
Aplausos. Me encanta esta reflexión. Basta ya de que toda la responsabilidad recaiga en nuestros hombros siempre. En el mismo momento que la mujer debe incorporarse a cooperar con la economía del hogar, el hombre está obligado a compartir la responsabilidad -otrora de competencia mayoritariamente femenina- de la educación de los hijos. Y no menos importante, también ¡de las labores del hogar!. No "nos ayudan", la resposabilidad es compartida. Y debemos comenzar por llamar al pan, pan y al vino, vino. Gracias Petra.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu inteligente comentario, Karla. Un abrazo
EliminarUn abrazo fraterno, Maestra Petra Llamas. Verdad en cada frase. Las mujeres mexicanas nos hemos educado bajo premisas equivocdesvalorizansociendad la importancia real de nosotras mismas dentro de la sociendad. Desde pequeñas se nos alinea para actuar en pro de la comodidad de los hombres de la casa, sirvle más a tu padre, no hagan ruido porque duerme este, ya llegó tu hermano sirvele de comer, etcétera. No sotras mismas seguimos bajo ese circulo machista que de poco ayuda en la vida futura cuando queremos igualdad entre hombres y mujeres. Es verdad que estamos educadas de cierta manera pero no pasa nada con empezar a deseducarnos y romper paradigmas. Los hijos son engendrados por dos personas y no por una sola, la educación de ese nuevo ser que será parte de la sociedad también demanda el acompañamiento de ambas partes.
ResponderEliminarMe es un placer deseducarme con sus reflexiones y comenzar a actuar para mejorar el entorno.
Mis saludos y admiración sincera.
Excelente comentario, muchas gracia,Fabiola
EliminarGracias por tus comentarios