“Las herramientas digitales se configuran
de acuerdo con los deseos de las personas sobre su uso, no comportan en sí
mismas ninguna civilización” Bill Gates.
Hace unos tres años tuve la ocasión de realizar una entrevista de trabajo a
un joven que, habiendo pasado por los exámenes y pruebas, parecía ser el más
idóneo de todos los aspirantes. Se puede decir que estaba en su prueba final.
Llegó muy bien arreglado, saludó con educación y me entregó un currículum que
se ajustaba bastante a las necesidades del puesto. Realmente era un chico bien
preparado.
Todo auguraba que la entrevista sería un éxito y que una vez finalizada,
tendríamos a la persona más apta para el trabajo. Las cosas iban bien hasta que sonó una pequeña alarma anunciando que le había llegado un mensaje a su
celular. Yo esperaba que se disculpara mientras lo apagaba, pero su disculpa
era para leerlo y poder contestarlo.
Traté de ser comprensiva con el joven, imaginando que el mensaje que había
escrito sería un “no me molesten que
estoy en entrevista de trabajo“ y esperaba también que después de enviarlo
tuviera la delicadeza de apagado, pero de nuevo me equivoqué. Al cabo de unos
minutos, recibió otro mensaje mientras seguía hablando sobre sus cualidades y
experiencia.
Pensé que se avergonzaría de estar recibiendo mensajes y creía que finalmente lo apagaría, pero no fue así, el chico hablaba y hablaba al mismo tiempo que contestaba mensajes y ya sin ningún tipo de inhibición, a tal grado que decidió ponerlo sobre la mesa en vez de estar sacándolo una y otra vez del bolsillo de su saco.
Pensé que se avergonzaría de estar recibiendo mensajes y creía que finalmente lo apagaría, pero no fue así, el chico hablaba y hablaba al mismo tiempo que contestaba mensajes y ya sin ningún tipo de inhibición, a tal grado que decidió ponerlo sobre la mesa en vez de estar sacándolo una y otra vez del bolsillo de su saco.
Su desfachatez no logró enfadarme, al contrario, sonreí divertida mientras
observaba cómo había desarrollado una habilidad que era tan propia de las
mujeres (hacer dos cosas al mismo tiempo) pero mi simpatía hacia su habilidad
no significaba que veía con buenos ojos su falta de educación; así que, como su
adicción al celular era más importante que el interés que manifestaba por el
trabajo que se le ofrecía, decidí dar por terminada una entrevista llena de
interrupciones de su mundo virtual y buscar a alguien con educación y que
viviera en el mundo real. Si este joven no podía prescindir de su celular en
una cita importante, era poco probable que pudiera hacerlo en su trabajo
diario.
Realmente la adicción al celular y la imposibilidad de desconectarse está
empezando a ocasionar problemas en centros de trabajo, en instituciones
educativas, en los espacios públicos y en el hogar. Los usuarios se aíslan del
resto mientras teclean y leen mensajes, perdiendo la noción del tiempo y
perdiendo el tiempo igualmente. Aunado a esta adicción se ha desarrollado una
nueva fobia, con la que ha nacido también un neologismo, la nomofobia.
Las nuevas tecnologías han traído consigo muchos neologismos que, si bien
no hacen muy felices a los puristas de la lengua, tarde o temprano tendrán que
ser aceptados, ya que es el hablante quien dicta las nuevas palabras. La
nomofobia es uno de ellos. Identifica el estrés que sufre una persona al
quedarse sin conexión al celular, bien sea porque lo olvidó en casa, o porque
no hay señal o se quedó sin batería, la razón es lo de menos. Es el hecho de
estar desconectado lo que provoca esta ansiedad y estrés, por lo que fue preciso
buscar una palabra que lo pudiera definir.
La ocasión para crearla surgió en 2011 en el Reino Unido a raíz de un
estudio que realizó la Oficina de Correos con la idea de medir la ansiedad de
los usuarios de teléfonos celulares. El término creado se compone de la
abreviación de dos palabras inglesas: no- mobile (nomo) a la que
se le agregó el sufijo fobia que, según el diccionario, significa: “Temor exagerado, irracional y obsesivo hacia una
persona, una cosa o una situación determinadas” Por tanto, la definición de nomofobia vendría siendo
un temor irracional a quedarse sin móvil.
Esta conexión permanente al mundo virtual está provocando a su vez una
serie de conductas que los psicólogos tendrán que estudiar y catalogar. Es una
realidad que el facebook, el twitter o cualquiera de las redes sociales, se han
vuelto el pulso con el que miden su popularidad, por lo que están
constantemente escribiendo mensajes y monitoreando el eco que tienen entre sus
seguidores.
Todo esto forma parte de esa dependencia del celular, que ya no se remite a simples mensajes de texto, sino que se trata de toda una red de conexiones en las que muchos están fincando su seguridad y autoestima.
Todo esto forma parte de esa dependencia del celular, que ya no se remite a simples mensajes de texto, sino que se trata de toda una red de conexiones en las que muchos están fincando su seguridad y autoestima.
Hay una
frase de Clarice Lispector que dice:
“El futuro de la tecnología amenaza
destruir todo lo que es humano en el hombre, pero la tecnología no alcanza a la
locura, y en ella es donde lo humano del hombre se refugia”. Petra Llamas
Twiter: @PetraLlamas
Correo: petrallamasgarcia@gmail.com
youtube: https://www.youtube.com/c/ReflexionesdelaMaestraPetraLlamas
Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 17 de mayo del 2013.
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