Pero más amo a mi hermano, el hombre



"Amo el canto de cenzontle, pájaro de cuatrocientas voces, amo el color del jade y el enervante perfume de las flores, pero más amo a mi hermano, el hombre". Netzahualcóyotl

 

Este es el poema que más circula diariamente, aunque casi nadie se fija en él ya que está escrito en una letra tan pequeña que dificulta enormemente su lectura. Aparece en los billetes de $100 pesos mexicanos, junto a la figura orgullosa y noble de Netzahualcóyotl, Señor de Texcoco (s. XV). Es un mensaje hermoso, en el que el autor transmite su amor por la naturaleza en todas sus manifestaciones, pero lo termina con una frases categórica, priorizando el amor a su hermano el hombre.

Fueron precisamente estas bellas palabras del poeta Netzahualcóyotl las que vinieron a mi mente a raíz de la cancelación de una campaña publicitaria en la que el director técnico de la selección nacional mexicana, Miguel Herrera, aparece con un perico cachetes amarillos” sobre su hombro, mientras decía: Tranquilos, tranquilos, es parte del equipo, no es un simple perico, es el número 24 (…) El perico sabe muchísimo. Son dos ojos más y una boca para mí (…) además nació verde, es nuestro”. Ante esta sesuda parrafada no queda más que corroborar la falta de creatividad y la ramplonería de la que en ocasiones hace gala el mundo de la publicidad

Sin embargo, no lo retiraron del aire por la superficialidad del soliloquio, puesto que eso hubiera sido una gran hazaña. Lo quitaron porque, el perico en cuestión, es un ave protegida por la Ley General de Vida Silvestre que en el artículo 60 Bis 2 señala que: "Ningún ejemplar de ave correspondiente a la familia Psittácidae o psitácido, cuya distribución natural sea dentro del territorio nacional, podrá ser sujeto de aprovechamiento extractivo con fines de subsistencia o comerciales". 

Craso error, las voces de la sociedad protectora de animales y la gente comprometida con el medio ambiente y demás defensores de la vida (de los animales) se alzaron en una sola para protestar contra tamaña violación.

¿Pero a quién se le ocurrió exhibir un animalito tan lindo y protegido, si hay niños a los que se les puede explotar en los medios, con total impunidad y sin que nadie se queje en lo más mínimo? y las pruebas están a la vista, ya que podemos ver campañas publicitarias con niños en pañales actuando como adultitos
También existen programas que tienen una gran audiencia, en los que los pequeñitos se exhiben con la anuencia de sus propios padres, compartiendo el escenario con actores famosos que seguramente no querrían mostrar así a sus propios hijos, pero que se prestan a esta farsa sin inmutarse. Niños a los que se les están violando flagrantemente sus derechos ante el deleite y la complacencia de millones de personas. 

No sólo los animales tienen leyes que los protegen, también los niños las tienen y en el artículo 32 sobre los Derechos del niño se especifica lo siguiente: 1. “Los Estados Partes reconocen el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social”.

Es evidente que no se está cuidando nada de lo que se asienta en este artículo, pero eso no le importa demasiado a las autoridades o a la sociedad, porque tal parece que el espectáculo de niños actuando como adultos no es lo suficientemente degradante como para que la gente se queje y exija que se retire, ni tampoco lo suficientemente violatorio para que las autoridades apliquen la ley; sin embargo, la aparición del perico en los hombros de Miguel Herrera desató tal ola de quejas que no tuvieron más remedio que quitarlo del aire, con todo y el recordatorio del artículo que se estaba infringiendo.

Siempre he creído que las personas que aman y protegen a los animales tienen muy buenos sentimientos y gracias a ellos se han hecho grandes avances en la atención y el cuidado que se les debe dar. El hecho de que haya organizaciones que velen por ellos ennoblece aún más a las personas y tal vez el hecho de atenderlos y protegerlos nos vuelva mucho más humanos. No trato de comparar los derechos de los animales con los del los niños porque no tienen punto de comparación. 

El punto es que me parece totalmente desproporcionado e injusto que, para el caso de los animales, como el del perico “cachetes amarillos”, se haga valer la ley sin que les tiemble el pulso en ello. En cambio, cuando se trata de las personas, y en el caso concreto de los niños, se violen sus derechos ante la silenciosa complicidad de la sociedad y de las propias autoridades. 

Está bien defender a los animales y hay que seguir haciéndolo, pero que se defienda aún más y con mayor energía a los seres humanos y que nunca lleguemos al extremo de tener mayor conciencia y sensibilidad ante los animales que ante las personas "(…) pero más amo a mi hermano, el hombre" diría Netzahualcóyotl, el señor de Texcoco. Petra Llamas García. 


Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 4 de abril del 2014.

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