Se necesitan protocolos eficientes para erradicar el acoso escolar

El problema del acoso escolar suele estar oculto… lo que más nos cuesta en los casos de bullying es combatir la ley del silencio”. Carles Mata 

Una persona nos contaba, entre indignada y triste, el drama por el que estaba pasando su sobrino de 14 años. Golpes, burlas e insultos en el colegio y acoso por internet, es decir, bullying y cyberbullying al mismo tiempo.

Los padres lo denunciaron a maestros y autoridades escolares sin resultado. También aconsejaron a su hijo que ignorara a los acosadores para ver si con eso se cansaban y lo dejaban en paz, pero nada cambió la situación.

Lo más indignante de todo era que los acosadores pertenecían a familias influyentes y quizás por ello las autoridades del colegio se negaban a reconocer que era bullying, además de que le echaban la culpa al niño acosado, alegando que ta vez él mismo lo provocaba con su actitud “tan especial”.

Todo el mundo aconsejaba a los padres la mejor manera de ayudar al niño con sugerencias llenas de buena voluntad, pero lo cierto es que nadie tenía idea de algún protocolo a seguir para que esa ayuda fuera sistemática y sobre todo que tuviera éxito.

Es verdad que ya se están tomando acciones en algunas escuelas, pero no parecen dar resultado ya que a diario conocemos casos cercanos en los que niños sufren el acoso escolar y otros más en los que, al sentirse solos y desprotegidos, toman medidas tan desesperadas como el suicidio.

Creo que hay que partir de que en todas las instituciones escolares se da este fenómeno y negarlo no lo elimina, además de que en todos los casos de bullying siempre están involucrados los mismos actores que son la causa y solución al mismo tiempo:

1. Los maestros, que se dan perfecta cuenta del acoso hacia algún alumno o por lo menos detectan su vulnerabilidad y en algunos casos llegando a colaborar con ese desprecio al niño acosado, afortunadamente son los menos. Los otros, los que sí intentan evitarlo y controlarlo no cuentan con un programa específico ni con el apoyo del resto de los involucrados, así que poco pueden hacer.

2. Los acosadores, que son niños que conciben la violencia como la única vía para destacar y desarrollan su crueldad con los más indefensos, que en este caso suelen ser los solitarios, tímidos o cuyo físico es caldo de cultivo para burlas. Suelen culpar a su víctima porque declaran que su forma de ser y actuar es la que provoca tal rechazo.

3. Los padres de los acosadores, que protegen a sus hijos y se niegan a creer que sean capaces de tales actos de crueldad, culpando también a la víctima o actuando de manera amenazante, muy similar a la conducta de sus hijos.

4. Las víctimas, que suelen carecer de habilidades sociales, tienen pocos o ningún amigo, son tímidos y con baja autoestima y en algunas ocasiones su físico no los ayuda.

5. Los padres del niño víctima, que a veces se molestan con su hijo porque no sabe defenderse y le recomiendan que respondan a las agresiones o que los ignoren hasta que los agresores se cansen; cargando además con una gran impotencia y culpa por no poder ayudar a sus hijos.

6. Los compañeros, que son testigos mudos del abuso y que, por cobardía y miedo a ser incluidos en el círculo del acosado, ni lo defienden ni denuncian a los violentos.

7. Las autoridades escolares, que alejadas de los acontecimientos, casi siempre carecen de la información para atajar el problema y si se enteran, prefieren ponerse de parte del buen nombre de la escuela y minimizan los hechos.

8. Las autoridades de gobierno, viven más pendientes de las estadísticas que del verdadero problema y como pocas veces se denuncian o se identifica como bullying, no lo consideran prioritario.

9. Los medios, que transmiten mensajes cargados de violencia, odio y venganza como la única forma de resolver los conflictos, además de difundir películas sobre adolescentes donde el acoso es visto como algo gracioso.

10. La sociedad, que denuncia, se alarma y condena las agresiones, pero que tampoco pone nada de su parte para solucionarlo.

A estas alturas, hasta los que no son especialistas ya conocen cuáles son las constantes en el acoso escolar, además de que existen múltiples estudios y programas desarrollados por expertos para trabajar con cada una de las partes involucradas. Sin embargo, parece que todo se está quedando en estudios, investigaciones, análisis o charlas, porque ni la acción ni los resultados se ven por ninguna parte.

Urge dotar a las escuelas de un proyecto de intervención encaminado a erradicar el acoso, junto a instrumentos de seguimiento y control para evaluar resultados. Es importante contar con un protocolo concreto y efectivo con el que actuar en el momento en que se presente y que abarque los dos grandes ámbitos donde se genera y se desarrolla, el familiar y el alumno.

En el ámbito escolar se debe cuidar el clima de respeto, así como desarrollar con los alumnos actividades que favorezcan las buenas relaciones y la convivencia armónica y en el ámbito familiar el apoyo con programas y terapias a víctima y victimario y a su padres, todo ello sin culpas ni reproches.

El bullying o acoso escolar es un problema complejo que no tiene soluciones aisladas. Las denuncias sirven, pero hay que ir a la raíz del problema y ésta siempre la vamos a encontrar en el mismo lugar donde está la solución. Petra Llamas 

Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 16 de noviembre del 2012. 

Twitter: @PetraLlamas 

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