Santiago es un niño de tres
años, que ya entiende todo lo que le dicen y que empieza a expresarse e interactuar con los
demás, pero lo interesante de todo ello es que lo hace en tres idiomas: en español por su
mamá, en alemán por su papá y en inglés por el kínder.
Su lenguaje es
menos fluido que el de los compañeritos que sólo se comunican en una
lengua, pero lo importante es que entiende y se hace entender.
No es que sea un niño superdotado o fuera de lo común,
es simplemente que está aprendiendo a hablar tres idiomas en el período sensitivo de la
adquisición del lenguaje y ese período abarca desde los doce meses a los cuatro
años.
Los períodos sensitivos son etapas de la vida en las que el ser humano puede realizar determinadas
tareas, de manera intuitiva,
sin que para ello necesite la intervención de la fuerza de voluntad. Son espacios de tiempo que deben ser aprovechados por padres y educadores, ya que les facilitará la educación de niños y jóvenes, al favorecer determinado
aprendizaje en el momento preciso.
Si Santiago sólo aprendiera el español y dentro de algunos años
le enseñaran el inglés y el alemán, los aprendería también, pero ahí ya tendría
que intervenir la voluntad,
la constancia y el
trabajo, además de necesitar un gran esfuerzo para dominarlos, cosa que no sucede ahora que los
está aprendiendo en el período sensitivo adecuado.
Fernando Corominas, especialista en el
tema, advierte que los períodos
sensitivos terminan alrededor de los 20 años y que desde el
nacimiento a los 12 años, se desarrollan el 80% de ellos, por tanto, es un
tiempo que hay que aprovechar al máximo, sobre todo porque abarca la mayor
parte de la educación básica. Conocer
los períodos sensitivos no sólo ayudará a los hijos a alcanzar aprendizajes de una forma más
sencilla, sino que también le servirá para potenciar mejores
comportamientos.
Por ejemplo, el período sensitivo de nadar,
hablar y el del orden, se sitúa de los 12 meses a los 4 años, por ello es
interesante que en esta etapa el niño aprenda a ser ordenado ya que, con toda
seguridad lo será siempre. Lo mismo ocurre con la actividad de nadar o el de
hablar varios idiomas, que si se trabajara a tiempo, nuestros niños serían
bilingües sin ninguna dificultad.
El período de mantener el equilibrio es
de los 3 a los 5 años, etapa en la que podemos enseñarlos a patinar,
esquiar o montar en bicicleta. El de la música aparece desde
el periodo de gestación hasta los 3 años, por tanto es cuando se puede educar
la inteligencia musical del niño.
El período sensitivo de leer,
escribir y el del cálculo mental aparece de los 3 a los 7 años, así que
posponerlo hará que se le dificulte mucho más. Anteriormente se desperdiciaba
esta etapa al iniciar con la lectura entre los 6 y 7 años.
El niño aprende con facilidad, naturalidad y agrado en la etapa
de 1 a 6 años porque es cuando tiene una mayor plasticidad neurológica y psicológica, y por consiguiente un
mayor potencial de aprendizaje,
tanto físico-orgánico como moral-intelectual.
Los especialistas
mencionan que, mientras el adulto adquiere un hábito en tres años, un niño lo
hace en tres meses. De manera que, sabiendo esto, habría que capitalizarlo en
temas como los idiomas, la música o los buenos hábitos, durante los tres años de educación infantil.
Es interesante conocer también que
existen períodos sensitivos en los que determinadas actitudes son más fáciles de
desarrollar, como por ejemplo: la obediencia, generosidad, laboriosidad o
la responsabilidad y
el desarrollo moral básico,
que abarca de los 7 a los 14 años. Por otro lado, la solidaridad y justicia social, el altruismo o
la amistad tienen su período sensitivo de los 14 a los 20
años.
Si se incidiera en la formación de
estos valores durante esos años, tendríamos jóvenes que adquirirían una mayor
sensibilidad y empatía hacia
los demás y es posible que se redujeran significativamente los problemas
relacionados con la violencia, o
el bullying en las
escuelas y que se lograra una mejor convivencia entre ellos.
Educar, atendiendo los períodos sensitivos del
desarrollo, significa que se aprovecha esa etapa de la vida para que
algunos aprendizajes le
sean más fáciles de adquirir, además de potenciar las facultades del niño y el joven.
Es verdad que
el ser humano puede aprender todo lo que se proponga y puede hacerlo a lo largo
de su vida, pero hacerlo durante los períodos sensitivos puede proporcionarle unas bases sólidas
que le servirán para apoyar el esfuerzo que supone, tanto el aprendizaje de nuevos
conocimientos, como la adquisición de hábitos y valores. Petra Llamas
Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 22 de febrero del 2013.
Bibliografía:
“Educar Hoy”, Fernando Corominas. Editorial Minos
“Diamantes por pulir: El arte de educar
de 7 a 12 años” de Ricardo Regidor Sánchez. Editorial Palabra
Twitter: @PetraLlamas
Correo:petrallamasgarcia@gmail.com
Youtube: https://www.youtube.com/c/ReflexionesdelaMaestraPetraLlamas/videos
0 Comentarios
Gracias por tus comentarios