“Constituyen datos personales tu nombre, teléfono, domicilio, fotografía o huellas dactilares, así como cualquier otro dato que pueda identificarse” (IFAI)
En días
pasados alguien cercano tuvo un accidente, afortunadamente sin consecuencias
para nadie, pero el hecho me dio la
oportunidad de asistir de primera mano a una serie de violaciones a los
derechos humanos que pondrían los pelos de punta a cualquier activista.
El accidentado
fue esposado con los brazos a la espalda, como si se tratara de un delincuente,
sin permitirle recibir atención médica y sin considerar el estado de shock en el que se encontraba después de haber sufrido un accidente.
Fue detenido por supuestos que sólo la policía infirió. Los paramédicos muy amables pero con una precaria atención hicieron gala de irresponsabilidad al permitir que se lo llevaran sin ser revisado por un médico; tan es así que cuando fue puesto en libertad, después de varias horas, lo revisaron en el hospital y le informaron que tenía una esguince cervical, que lo obligó a llevar collarín más de 15 días.
sin permitirle recibir atención médica y sin considerar el estado de shock en el que se encontraba después de haber sufrido un accidente.
Fue detenido por supuestos que sólo la policía infirió. Los paramédicos muy amables pero con una precaria atención hicieron gala de irresponsabilidad al permitir que se lo llevaran sin ser revisado por un médico; tan es así que cuando fue puesto en libertad, después de varias horas, lo revisaron en el hospital y le informaron que tenía una esguince cervical, que lo obligó a llevar collarín más de 15 días.
No obstante,
lo más grave fue cuando un reportero de la nota roja que tomaba fotos le preguntó
al policía los datos del detenido. Como esta petición se hizo delante de mí, yo
le dije que no estaba autorizado a darlos puesto que eran privados, pero el
reportero, con la audacia que proporciona la ignorancia, me argumentó que el
policía estaba obligado por la Ley de Transparencia. Así que el policía terminó
dándole santo y seña sin ningún pudor.
Por supuesto
que al día siguiente salió la noticia en la que la mayor parte eran prejuicios
y calificativos sin pruebas para ello, lastimando la fama y el honor de la
persona que había sufrido el accidente. Ya sabemos que un periódico vende más
en la medida en que le pone morbo a una noticia, lo malo es que, al mismo
tiempo que juzgaba y condenaba a la
persona involucrada, también puso a disposición de todo el mundo, de manera
física y digital sus datos personales.
Después
de presenciar la manera en que puede difundirse información privada sin el
menor recato, me di a la tarea de hablar al Instituto Federal de Acceso a la
Información (IFAI) cuyo teléfono, para los que vivimos en el interior de la
República es 01 800 835 4324, y fueron contundentes al decir que no tenían
ningún derecho a dar esos datos al periódico a no ser que el accidentado lo
hubiese autorizado.
Otra
pregunta que hice al IFAI es si la ley
de protección de datos personales se contraponía con la ley de Trasparencia o
con el derecho a la información, pero dudó en su respuesta, así que prefirió
que me comunicara al Instituto de Transparencia del Estado de Aguascalientes
(ITEA) para recibir una asesoría más precisa. Los teléfonos son: 915 56 38, 915
05 37, 915 87 99.
En
el ITEA, a modo de opinión me dijeron lo mismo, que no tenían derecho a proporcionar
los datos del accidentado y me remitió a su página Web para que yo leyera los artículos
y los lineamientos de la Ley, porque ella no los tenía presentes y como no era
una Ley muy grande (poco más de 60 artículos y más de 30 lineamientos) podría
encontrar fácilmente la respuesta. Yo me pregunto para qué quiero un centro de
atención en el ITEA si la persona que contesta no conoce la Ley.
Pero
bueno, traté de no darle importancia y me puse a leer los artículos para identificar aquellos que eran violatorios y
aquellos que podían entrar en conflicto con la Ley de Transparencia o con la libertad
de prensa, pero la verdad es que son muy especializados y tampoco era mi papel.
Creo más bien que el ITEA debiera tener
personas preparadas, que conocieran la ley y asesoraran de manera puntual sobre
sus artículos.
Finalmente,
después de remitirme a la Ley, me sugirió que presentara una denuncia ante el ITEA para
que los policías pudieran ser sancionados por proporcionar información que
violaba el derecho a la privacidad de datos que tiene cualquier persona. Si
además quería que, tanto los periódicos como la Secretaría de vialidad, resarcieran el daño moral que
supuso su difusión, tenía que presentar una denuncia penal. Ni más ni menos.
No
me parece tan simple eso de interponer una denuncia contra una autoridad que
cuenta con todo el poder de tomar represalias si se ve molestada ya que cuentan con todos tus datos para
hacerlo. Lo mismo ocurre con los medios de comunicación, que pueden exhibirte sin escrúpulos en
caso de que alguien se atreviera a denunciarlos por haber difundido información
privada.
Ante
una situación tan injusta me pregunto si estamos en un Estado de derecho o
simplemente es un Estado que tiene hermosos libros de leyes que relatan una
serie de derechos, aunque los que los salvaguardan ni los conozcan ni los
respeten. Pocos son los que se atreverían a luchar en casos parecidos y normalmente
dejan pasar la injusticia. Lo malo es que con ello se favorece la corrupción ya
que el ciudadano puede caer en la tentación de utilizar otras medidas con las
que todos parecen sentirse más satisfechos, y que casi siempre llevan el signo
de pesos. Petra Llamas García.
Twitter: @PetraLlamas
Correo:petrallamasgarcia@gmail.com
Youtube: https://www.youtube.com/c/ReflexionesdelaMaestraPetraLlamas/videos
Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 7 de junio del 2013. petrallamasgarcia@hotmail.com. Twitter: @petrallamas
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