"Posponer algo fácil lo convierte en difícil. Posponer algo difícil lo convierte en imposible". George Claude Lorimer
La procrastinación ha existido siempre, todos en algún momento de nuestra vida hemos pospuesto tareas que nos parecían difíciles o aburridas, por lo que podemos considerarla una actitud hasta cierto punto, normal. La cosa se complica cuando se convierte en un hábito tan arraigado que bloquea a la persona y al final no es capaz de terminar nada de lo que empezó.
Los especialistas consideran que existen dos tipos
de procrastinadores, aquellos que necesitan una atención
psicológica especializada y aquellos que simplemente han adquirido un mal
hábito y ahora tienen que aprender a dominarlo.
El procrastinador suele justificarse argumentando que forma parte de su personalidad, que tiene su propio ritmo de trabajo o que tiene que hacerlo motivado de una u otra forma. No importa cuántas excusas pueda argüir, lo cierto es que con esa conducta está demostrando una enorme falta de constancia, autodominio y fuerza de voluntad, misma que debieron ejercitar desde niños y que ahora les está pasando factura.
Hoy día los estímulos ambientales son tantos y están tan a la mano que basta con un simple clic para que el procrastinador se evada y con ello eluda su responsabilidad. Uno de los aspectos negativos de las TIC´s es justamente el haber favorecido la dispersión mental, la falta de concentración y haber multiplicado los distractores.
Existen múltiples formas de procrastinar: cuántas veces se cambia un trabajo tedioso y pesado por actividades más divertidas e intrascendentes que de alguna manera limpian la culpa por no hacer lo que se debe; en cuántas ocasiones los estudiantes visitan el refrigerador en busca de algún alimento mágico que les dé la energía para seguir estudiando; o cuántas veces se abre el mail a la espera de alguna señal que sirva de pretexto para dejar lo que se está haciendo.
Existen personas que se han acostumbrado a hacer todo en el último momento, confiando excesivamente en sus capacidades, así que posponen la tarea porque se saben capaces de terminarla en poco tiempo, además de que la presión actúa como un potente motivador, pero al final el estrés se apodera de ellos y sus productos acaban siendo de baja calidad..
La procrastinación considerada como un mal hábito, tiene que ser atendida o de lo contrario puede afectar gravemente el desempeño laboral de una persona e inclusive costarle el empleo, así que no nos podemos dar el lujo de tomarla a la ligera.
Existen muchas maneras de corregirla, desde aprender a planear priorizando actividades o dividir el trabajo, aunque el más efectivo es el de reducir los estímulos externos a los que recurre el procrastinador, como apagar el celular o desconectarse de internet.
Realmente hay muchas formas de terminar con este mal hábito que se ha agudizado en los últimos tiempos, si es que el procrastinador quiere dejar de serlo, no obstante, lo ideal es preparar a los niños cuando es mucho más fácil que adquieran buenos hábitos en el estudio y el trabajo; cuando pueden fortalecer su voluntad y perseverancia en actividades del día a día; cuando aprenden a tolerar la frustración y se les enseña a terminar todo lo que empiezan.
Ojalá que enseñemos a nuestros niños que lo único que deben aprender a posponer sean los satisfactores en aras de convertirlos en personas con autocontrol y carácter; para que procrastinar sea sólo un trabalenguas con el que jugar en los ratos libres.
“El aplazamiento es el asesinato de la oportunidad” Óscar Wilde. Petra Llamas
Twitter: @PetraLlamas
Correo:petrallamasgarcia@gmail.com
Youtube: https://www.youtube.com/c/ReflexionesdelaMaestraPetraLlamas/videos
Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 13 de septiembre del 2013.
0 Comentarios
Gracias por tus comentarios