“Si fuera un objeto sería objetivo, pero como soy un sujeto soy subjetivo” José Bergamín
Nunca pensó este
escritor español que su frase pudiera tener algún día un sentido tan textual y
que se volviera necesaria para diferenciar una posible inteligencia artificial,
que es objetiva, de una inteligencia humana, que por naturaleza es subjetiva, y
en la que las emociones tienen tanta influencia.
Todos sabemos
que si hay algo con lo que tiene que luchar constantemente el ser humano es con
el manejo de sus propias emociones.
Una persona me contaba recientemente que, el mejor consejo que alguien le había dado, era que separara las emociones de las actividades laborales, porque una cosa es el trabajo y otra los sentimientos.
Sin duda es un buen consejo, aunque no siempre resulte fácil seguirlo y es que, aunque a veces nos juegan malas pasadas, son justamente las emociones las que nos ayudan a tomar decisiones más caritativas y humanas. No somos máquinas, por tanto no podemos actuar así.
“La habilidad de hacer una pausa y no actuar
por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria”. Esta frase es de Daniel Goleman, autor del
libro, “La inteligencia emocional”, en el que trata de sensibilizarnos sobre la
necesidad del control emocional que nos llevará a saber convivir y actuar en
diferentes situaciones para que al final nos podamos sentir mejor con nosotros
mismos.
Realmente
tiene mucha razón en sus postulados, pero ese componente emocional en un futuro
no muy lejano, será el que nos diferencie de las máquinas con inteligencia
artificial, en las que parece que ya se está trabajando, que serían capaces de
pensar por sí mismas y tomar decisiones sin la intervención del hombre, máquinas
que creíamos producto de la ciencia ficción.
El
tema de la inteligencia artificial se puso en el candelero de a raíz de una editorial
que el famoso físico, Stephen Hawking, publicó el 1º de mayo del 2014, junto a otros
colegas, en The Independent y en el que resalta que la creación de este tipo de
inteligencia sería tal vez el logro más importante del hombre, pero puede ser
el último si no se previenen a tiempo los riesgos que conlleva.
Películas donde el tema central es la inteligencia artificial hay muchas. Una de las primeras es “2001: Odisea espacial”, escrita por Arthur C. Clarke y dirigida por Stanley Kubrick, en la que una computadora llamada HAL 9000, se encargaba de controlar las funciones de la nave, pero su inteligencia artificial enloquece y empieza a tomar decisiones que ponen en riesgo a todos los tripulantes. Otra que también tuvo mucho éxito es la de Spilberg con el mismo nombre; y quién no recuerda el hermoso film titulado, Blade runner, donde los “replicantes”, que eran robots con apariencia humana, se van perfeccionando cada vez más; también están las de la saga de “The Terminator” que se hicieron muy populares; o una más reciente, titulada “Yo robot”, entre muchas otras.
Películas donde el tema central es la inteligencia artificial hay muchas. Una de las primeras es “2001: Odisea espacial”, escrita por Arthur C. Clarke y dirigida por Stanley Kubrick, en la que una computadora llamada HAL 9000, se encargaba de controlar las funciones de la nave, pero su inteligencia artificial enloquece y empieza a tomar decisiones que ponen en riesgo a todos los tripulantes. Otra que también tuvo mucho éxito es la de Spilberg con el mismo nombre; y quién no recuerda el hermoso film titulado, Blade runner, donde los “replicantes”, que eran robots con apariencia humana, se van perfeccionando cada vez más; también están las de la saga de “The Terminator” que se hicieron muy populares; o una más reciente, titulada “Yo robot”, entre muchas otras.
Como podemos ver, la inteligencia artificial tiene sus antecedentes en el cine de ciencia ficción, sin embargo, después de leer el artículo de Hawking, queda la sensación de que dicha inteligencia está muy cerca de ser una realidad.
En su editorial,
el físico habla de los grandes beneficios que traería a la humanidad esta clase
de inteligencia, pero el cuerpo del artículo se centra principalmente en los
peligros que entraña cuando menciona ejemplos como el del armamento autónomo
que puede eliminar blancos a voluntad; el manejo de la economía en manos de
unas máquinas con posibilidad de tomar decisiones y el caos que pudieran
ocasionar; el riesgo de que se perfeccionen a sí mismas, que puedan manipular a
los líderes o que desarrollen armas que no podamos entender; por ello propone
una investigación más a fondo para detectar los potenciales peligros y aprender
a controlarlos.
No me queda
claro porqué de repente un físico tan famoso, que sabe que sus opiniones
tendrán una gran trascendencia, escribe sobre inteligencia artificial en un
tono tan alarmante. Lo que sí me queda claro es que este texto debería hacernos
reflexionar en muchos sentidos. Las tecnologías son el mejor apoyo de los
últimos tiempos y seguramente ya no podemos prescindir de ellas, pero hay que reconocer que también tienen componentes
negativos que hay que analizar con detenimiento.
Es un hecho que las
nuevas tecnologías han ido sustituyendo, de una manera paulatina, a las personas en el trabajo; que la
dependencia que provocan y su mal uso están volviendo perezosos los cerebros de
las personas, en especial de niños y jóvenes. Eso aunado a la pedagogía del
mínimo esfuerzo, están evitando que el ser humano desarrolle su inteligencia al
máximo. Por lo tanto, si se está planeando que las máquinas tengan inteligencia
artificial, será necesario que los seres humanos, y no sólo las grandes mentes
científicas, desarrollen también sus capacidades y superen en inteligencia a
dichas máquinas. Sería paradójico que el producto superara a su creador.
Por otro lado, no creo que se neutralicen los peligros de la inteligencia artificial con mayor investigación únicamente, creo más bien que hay que preparar con mayor conciencia, con valores y ética a las generaciones que harán posible dicha inteligencia, para que si lo logran, no sean herramientas que superen y dañen al ser humano, sino que trabajen en armonía y al servicio de él. Aquí aplica la frase de Francois Rabelais: “Ciencia sin conciencia no es más que la ruina del alma” Petra Llamas García.
Por otro lado, no creo que se neutralicen los peligros de la inteligencia artificial con mayor investigación únicamente, creo más bien que hay que preparar con mayor conciencia, con valores y ética a las generaciones que harán posible dicha inteligencia, para que si lo logran, no sean herramientas que superen y dañen al ser humano, sino que trabajen en armonía y al servicio de él. Aquí aplica la frase de Francois Rabelais: “Ciencia sin conciencia no es más que la ruina del alma” Petra Llamas García.
Twitter: @PetraLlamas
Mail: petrallamasgarcia@gmail.com
Youtube:https://www.youtube.com/channel/UC9aYpMfchINwkzJpozbgE_g/videos?disable_polymer=1
Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 15 de mayo del 2014.
Artículo relacionado en el ABC:
http://www.abc.es/tecnologia/noticias/20140805/abci-elon-musk-tesla-inteligencia-artificial-201408050914.html
1 Comentarios
Si seria paradojico que los hombres se hicieran cada vez más tontos y fueran superados por la inteligencia artificial . Una buena reflexión. saludos
ResponderEliminarGracias por tus comentarios