“Formar parte de la sociedad es un fastidio, pero estar excluido de ella es una tragedia”. Óscar Wilde
Esta frase de Óscar Wilde se aplica de maravilla a nuestros tiempos,
principalmente por esa especie de “sociedad paralela” que hemos creado en el
ciberespacio y de la que ninguno, de los que forman parte de ella, quiere estar
excluido. Son las redes sociales, las comunidades virtuales cuyos miembros
interactúan a través de mensajes, opiniones, videos, fotos o música.
Sabemos
que el ser humano es gregario, le gusta convivir con otros en sociedad, de
manera que esa necesidad de pertenecer a una red social se ha dado siempre, lo
único que ha cambiado es el medio.
Recuerdo que hace algunos años se puso de moda entre los adolescentes el
chismógrafo, que era un cuaderno forrado, decorado y con su título en la portada, que
circulaba entre los amigos y compañeros de clase, en el que cada uno iba
respondiendo a una serie de preguntas sobre datos personales, gustos, colores,
películas, comidas o música favorita, entre otras cuestiones.
Cuando la información se completaba, los jóvenes podían pasar horas
leyendo dicho chismógrafo y enterándose de aquello que identificaba a sus
amigos, en especial al chico o la chica que les gustaba. Con este cuaderno, los
adolescentes estaban cubriendo esa necesidad tan elemental de conocerse a sí
mismos a través del conocimiento del otro y de paso tratar de afirmar su
personalidad.
Hoy día, el chismógrafo ha sido sustituido por las redes sociales y el
objetivo es muy similar, interactuar con los amigos o conocer gente nueva y
para ello se han venido desarrollando una gran variedad de las mismas (Facebook,
Twitter, Linkedin, Instagram, Tumblr, Pinterest, Myspace, Tuenti, Wanelo, Vine, Snapchat, Kik, 4chan y un largo etc)
Las redes sociales no son buenas o malas en sí, todo depende del uso que
se haga de ellas y también del abuso. Existen riesgos que se deben conocer y evitar,
como dar más información de la cuenta o seleccionar con mucho cuidado a las
personas que se aceptan. Otro riesgo que no se puede ignorar es la depresión
que provoca, en las personas sensibles que no tienen demasiada actividad
social, el ver las fotos de sus contactos que aparentan estar siempre felices, con amigos en fiestas y reuniones.
Las formas de relacionarse están cambiando, nos guste o no y las redes
sociales forman una parte muy importante de ese cambio. Son un fenómeno social que
no podemos soslayar porque hacerlo sería como negar una realidad que ya nos ha
superado. Es evidente el gran éxito que tienen entre adolescentes, jóvenes y también muchos adultos y esa fascinación viene dada por diferentes circunstancias, aunque en estos tiempos las más importantes son la soledad, el aislamiento, las carencias
afectivas o la necesidad de aceptación.
El joven quiere ser escuchado sin censura, sin reproches y sin cuestionamientos constantes y las redes le ofrecen un espacio de expresión con dichas características.
Definitivamente, los seres humanos necesitan estar conectados con los demás, ya que está comprobado que mientras mejor se relacionan, mayor es la fuerza que adquieren para enfrentar los diferentes problemas de su vida. Está comprobado también que aquellos que no llevan una vida social demasiado activa la compensan con largos periodos de tiempo en las redes sociales.
El joven quiere ser escuchado sin censura, sin reproches y sin cuestionamientos constantes y las redes le ofrecen un espacio de expresión con dichas características.
Definitivamente, los seres humanos necesitan estar conectados con los demás, ya que está comprobado que mientras mejor se relacionan, mayor es la fuerza que adquieren para enfrentar los diferentes problemas de su vida. Está comprobado también que aquellos que no llevan una vida social demasiado activa la compensan con largos periodos de tiempo en las redes sociales.
Después de todo, vienen siendo una herramienta
más de comunicación tan válida como cualquier otra y para ellos, más eficiente
que otras ya que les permite suplir de una manera virtual esa carencia en su
vida real. Como dijo Gabriel García Márquez: “Era un desconocido más en la ciudad de los desconocidos ilustres”.
Algunos opinan que este fenómeno está decayendo y que habrá que buscar
otras alternativas que mantengan la fascinación de adolescentes y jóvenes, que
son su mercado meta, así que cada día surgen nuevas aplicaciones con esa idea.
Sin embargo, mientras exista esa necesidad de comunicarse y relacionarse con
otros, que además es inherente al ser humano, cualquier herramienta encaminada a
ese objetivo tendrá el éxito asegurado.
No dudo que decaigan algunas, pero rápidamente serán sustituidas por
otras con características más atractivas. Lo ideal es aprender a gestionarlas,
saber protegerse de los peligros potenciales y mantener siempre un sano balance
entre las relaciones sociales reales y las virtuales y que estas últimas sean
sólo un complemento de las otras.
Del chismógrafo,
que era una herramienta sencilla y naif, a las redes sociales más sofisticadas
y técnicas, no hay demasiada diferencia. El primero quedará como una anécdota
divertida y lejana y las segundas seguirán desarrollándose junto con el avance
tecnológico, porque en el fondo, como decía el barón de Humboldt, y con toda la razón del
mundo:
"En
el fondo son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida."
Petra Llamas García.
Twitter: @PetraLlamas
Correo:petrallamasgarcia@gmail.com
Youtube: https://www.youtube.com/c/ReflexionesdelaMaestraPetraLlamas/videos
Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 25 de julio del 2014.
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