Un maestro de un centro de formación de docentes cuestionó a sus alumnos sobre cuál sería el mejor método de enseñanza en la historia de la educación. Todos opinaron sobre las diferentes teorías pedagógicas de las historia. El maestro escuchó con respeto y luego les dijo que para él, el mejor método de enseñanza es aquel con que los alumnos aprenden, no sólo contenido, sino también valores y actitudes para la vida.
Una de las noticias que más ha llamado la atención en el ámbito educativo ha sido el proyecto educativo llamado “Horizonte2020” que nace con el objetivo de crear la escuela del futuro. Este modelo se está instrumentando en los colegios de los Jesuitas de Barcelona. Es una iniciativa vanguardista que, como todo lo diferente, detonó una gran cantidad de críticas, tanto positivas como negativas y que por supuesto no ha dejado indiferente a nadie.
El proyecto parte de la idea de que la escuela no enseña a los niños a vivir en un mundo lleno de incertidumbre y en constante cambio. Creen también que el niño tiene que tener más protagonismo en su aprendizaje y puntualizan con cierta exageración, que permanecer seis horas sentados mirando al profesor no lo aguantan ni los adultos.
Me aterró pensar que haya escuelas donde el alumno esté seis horas sentado mirando al profesor y compadezco, tanto al profesor como a los alumnos. Los que sí hemos dado clases sabemos que eso no ha ocurrido nunca, porque no sólo no lo aguantarían los alumnos, tampoco los maestros podrían soportarlo; pero supongo que piensan que exagerar les puede servir para vender el proyecto.
El proyecto maneja que el avance de los alumnos y las áreas en las que deberán mejorar se informará a los padres de manera periódica pero sin calificaciones. Sólo se entregará una evaluación final para cumplir con la ley.
En este audaz experimento, el espacio físico del aula se ha transformado en amplios salones con capacidad para unos 60 alumnos y tres maestros que los coordinan. También hay sillones confortables destinados al momento de lectura de los estudiantes. No tienen exámenes, ni tareas (deberes) en casa, tampoco deben tomar apuntes y las asignaturas no están distribuidas en diferentes horarios, sino que se trabajan por proyectos y en cada uno de ellos se integran la mayor cantidad de materias.
Aclaran que no han desaparecido del todo las clases magistrales pero éstas serán a través de internet y con una duración de 20 minutos. Yo creo que de esta manera el alumno ya no estará sentado 20 minutos mirando al profesor, sino mirando una pantalla, con lo cual no veo ninguna ventaja ya que si tienen dudas tendrán que esperarse al día siguiente para poder interactuar con su profesor.
Para construir este modelo consideraron la opinión de muchas personas de diferentes sectores de la sociedad y tuvieron en cuenta también una serie de peticiones de los niños como la de tener paredes de colores, sillones para leer como en su casa y un ambiente muy atractivo. Con este tipo de espacios al final, cuando terminen su educación, el único lugar donde querrán trabajar será en Google, Microsoft o similares, ya que serán pocos los que repliquen este ambiente.
Lo iniciaron con los alumnos de 5º de primaria y 1º de secundaria. Ellos argumentan que es a partir de 5º de primaria cuando los niños empiezan a aburrirse y su desempeño disminuye notablemente. Informan también que, con sólo seis meses del experimento, el avance ha sido notable, especialmente en su actitud hacia el aprendizaje.
No cabe duda que es un modelo espectacular y muy atractivo para los estudiantes, aunque no podemos decir que sea algo único, ya que la historia de la educación está llena de modelos que en su momento también fueron innovadores y que causaron revuelo, críticas y rechazos. Dichos modelos fueron la base para otros y así la educación se fue enriqueciendo con las diferentes contribuciones, modificando la forma en cómo se concibe la enseñanza y el aprendizaje, hasta crear metodologías que ha englobado todas las aportaciones de los diferentes expertos en educación. “No hay nada nuevo bajo el sol”, diría el sabio.
Seguramente los alumnos estarán encantados en un espacio bonito, con mayor libertad, sin tener que tomar apuntes o estresarse con los exámenes. Es posible que, como dicen los autores del proyecto, que los avances sean sorprendentes, lo único que me preocupa es que, en ese afán de que la escuela sea tan atractiva como un video juego o un parque de atracciones, se están desarrollando metodologías que han perdido de vista el sentido y la razón de ser de la misma, especialmente en la educación básica. Lo malo de los experimentos en el mundo de la educación es que cuando se tienen resultados, estos son irreversibles y no siempre positivos.
Está bien la búsqueda de métodos que los ayuden a adaptarse a una realidad cambiante como la que nos está tocando vivir, pero se están dejando de realizar determinadas actividades con las que el niño normalmente aprendía valores tan importantes como la disciplina, el esfuerzo, la constancia o algo tan básico como la tolerancia a la frustración.
Lejos de prepararlos para la incertidumbre de un mundo en constante cambio, los están encerrando en un mundo ideal, que no se parece en nada a lo que ellos encontrarán cuando dejen esos espacios tan hermosos, libres y hechos a la medida de su gusto.
El mejor método es el que proporciona a los individuos las habilidades intelectuales y prácticas y los valores y actitudes que les permitan enfrentar un mundo impredecible y saber adaptarse y para ello necesitarán una gran fortaleza de espíritu, que difícilmente obtendrán con una educación confortable y a la carta.
Decía con mucha sabiduría Mahatma Gandhi: “La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo” Petra Llamas
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Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 20 de marzo del2015.
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