Google y la memoria

 



“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotosJorge Luis Borges

No sé quién fue el primero que dijo que no era necesario aprenderse nada de memoria, ya que Google tiene toda la información y simplemente hay que entrar al buscador y preguntarle. Lo he escuchado de gente brillante, educada, instruida; también de jóvenes estudiantes; lo repiten youtubers y gente de la farándula; también lo comentan padres de familia e inclusive maestros y por si fuera poco, lo podemos encontrar en muchos artículos que defienden esa tesis.

Justamente leía uno en el que un joven declaraba sin el menor remordimiento que Google sabe más que las universidades y por tanto el conocimiento ya no era prerrogativa de ellas. Es comprensible, porque su juventud indica que nació en la era digital y se siente más familiarizado con un dispositivo electrónico que con un libro o revista especializada; no obstante, habría que informarle que en las universidades no está el conocimiento, el conocimiento es fruto del procesamiento de la información y que el internet tendrá toda la del mundo, como pueden tenerlo las bibliotecas –aunque menos actualizado- pero de conocimiento tiene poco.

El papel de la universidad es el de proporcionar las cartas de navegación para acceder al conocimiento; ayudar a que los estudiantes aprendan de manera estructurada, pero sobre todo, que adquieran el pensamiento crítico y sepan seleccionar y analizar la información para convertirla en conocimiento. El papel de Google es únicamente el de proporcionar la información –que no el conocimiento- para que se pueda trabajar sobre ella. Es como tener una enorme biblioteca.

Definitivamente es maravilloso poder buscar y consultar desde cualquier dispositivo móvil, ya que antes era mucho más complicado, porque había que ir a una biblioteca, buscar libros, leerlos, localizar la información y sintetizarla. Este procedimiento de búsqueda ahora se hace rápidamente y sin demasiado esfuerzo, pero si desconocen lo que buscan y si no saben lo suficiente del tema, Google no se los seleccionará, ni se los mostrará o les avisará si es verídica o falsa y mucho menos la leerá por ellos; al contrario, les ofrecerá un menú de opciones tan extenso que, más que informar, los desinformará.  

Todos recordamos que alguna vez nos permitieron hacer exámenes con el libro abierto y pudimos comprobar que si no habíamos estudiado, era difícil localizar la información, pues algo así pasa con Google e internet. Podemos tenerla a nuestro alcance, pero si no sabemos qué buscamos, tampoco sabremos el cómo, ni dónde.  El problema de fondo es que se habla de información como si fuera sinónimo de conocimiento y otro problema es confundir la tecnología, que es una simple herramienta, con innovación o con educación y es por ello que se dice que cualquiera puede aprender con Google.

Lo cierto es que todos estamos sucumbiendo a la rapidez con la que obtenemos la información en internet; no obstante, algunos expertos están señalando que nos estamos volviendo más perezosos, ya que recurrimos al buscador para cualquier dato en vez de obligarnos a recordarlo y eso, tarde o temprano repercutirá en nuestro cerebro que no se está esforzando en lo más mínimo por recordar. A esta tendencia a olvidar información que sabemos que vamos a encontrar con facilidad en la red, a través de buscadores, se le llama el “Efecto Google”, un término que se acuñó en 2011.

Algunos hablan de que el “Efecto Google” se dio realmente desde la aparición de la escritura y posteriormente se volvió a dar con la invención de la imprenta. El ser humano ya no tenía que memorizarlo todo, sino que podía recurrir a lo escrito. Al respecto hay un proverbio chino que dice: “La tinta más pobre de color vale más que la mejor memoria”. Yo creo que ese proverbio habrá causado el mismo impacto que las declaraciones actuales sobre no memorizar teniendo a Google.

Técnicamente Google sería un complemento de nuestro cerebro, pero ese complemento está mermando nuestra memoria y tal vez sea la razón por la que cada vez nos cuesta más retener información. Antes, en una charla de amigos, entre todos se completaban nombres, películas, fechas o historias, pero en la actualidad, ante cualquier duda se recurre a Google.

Es verdad que no podemos combatir el “Efecto Google”, porque la comodidad que nos proporciona es inigualable, pero podemos contrarrestarlo fomentando la lectura y la escritura; esforzándonos por memorizar información y por obtenerla sin recurrir al buscador. Hoy, más que nunca hay que poner a los estudiantes a leer, a seleccionar, a estructurar la información y a desarrollar con urgencia el razonamiento verbal y el pensamiento crítico, sin descuidar el ejercicio de la memoria.

Por otro lado, tampoco podemos declarar de manera irresponsable que ya no hace falta memorizar nada, porque existe Google, ya que, no sólo estamos volviendo vago al cerebro, sino que nos estamos acostumbrando al “facilismo” y a la inmediatez de la información, así que no debe extrañarnos que los estudiantes se den por vencidos rápidamente ante cualquier tarea que implique esfuerzo, retención de datos o estudio.

Como bien diría Vargas Llosa: “Cuando la memoria deja de ejercitarse, porque para ello cuenta con el archivo infinito que pone a su alcance la computadora, se entumece y debilita como los músculos que dejan de usarse”

Petra Llamas

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Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 07 de mayo del 2021





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