“Enseñar en la era de internet significa que debemos enseñar
las habilidades de mañana desde hoy”
Jennifer Fleming
Cuando
escuchamos a los padres de familia, docentes o autoridades, explicar cómo están
siendo las clases por culpa de la
pandemia del COVID- 19 nos damos
cuenta de que utilizan indistintamente, educación a distancia, virtual y en línea, como si fueran sinónimos. Pocos han sido hasta ahora los
que utilizan los términos de manera correcta.
Si
consideramos que educación a
distancia describe la transmisión de un conocimiento sin que estén presentes el educador y el educando, podemos hablar que se da como tal desde la
aparición de la imprenta en el siglo XV,
donde los conocimientos, que antes estaban reservados a ciertas élites, ahora
se socializan y llegan a todos, o por lo menos a todos los que sabía leer. No
obstante, es en el siglo XIX cuando
se realiza de una manera consciente, con cursos
para adultos y utilizando el correo
para enviar los materiales educativos. Empieza con los famosos cursos por correspondencia.
Al
final de los años sesenta hace su
aparición la Open University Británica
y la creación de esta Institución se convertirá en una referencia, puesto que
ya no se apoyará únicamente con libros, sino que también utilizará materiales multimedia como los cassettes, diapositivas y videocassettes,
además de radio y televisión y habrá contacto por teléfono entre el alumno y profesor. Esto supondrá un gran avance en este tipo de educación.
En
los años ochenta la educación a distancia se enriquece con
la informática y las computadoras, el correo electrónico y demás elementos tecnológicos; además de que algunas instituciones ofrecerán asesorías físicas y aplicarán los exámenes de manera presencial.
Esta
modalidad educativa exige mucha fuerza de voluntad por parte del
estudiante, por ser un estudio en solitario,
en el que no pueden interactuar con sus
compañeros, aunque sí dispondrá de retroalimentación del maestro. Aquí es muy importante el
compromiso y la responsabilidad, por
lo que es más apropiada para los adultos.
El alumno será dueño del tiempo, aprenderá
a su ritmo y no necesitará internet
porque dispondrá de los materiales
didácticos necesarios para su aprendizaje.
Por
otro lado, en la educación virtual
será indispensable la conexión a
internet, porque se deberá utilizar una plataforma para que los alumnos
bajen los materiales de estudio y a
su vez suban los productos de aprendizaje,
para ser corregidos por el profesor.
La plataforma también cuenta con foros para que los estudiantes puedan interactuar
o trabajar en equipo con el resto de
sus compañeros y profesores. En la educación
virtual no necesitan coincidir el educador
y el educando.
En
lo que respecta a la educación en
línea, también necesitará
una conexión a internet y su
principal característica es que coinciden
el profesor y los alumnos en tiempo
real, puesto que se apoya en aplicaciones
tecnológicas que permiten las videollamadas;
además, se pueden grabar las clases
y el alumno cuenta con un valioso material al que podrá recurrir en caso
de dudas. Ésta es la que se está
imponiendo en las zonas urbanas. Es
también la más absorbente de todas,
ya que el maestro sigue trabajando y
atendiendo dudas de sus alumnos aún
mucho después de clases.
Hay que reconocer que en realidad, todos los que hablaban de una u otra modalidad como si fueran sinónimos no estaban tan desencaminados. Ahora, con esta situación especial por el COVID-19, conviven las tres modalidades educativas: a distancia en comunidades marginadas a las que la tecnología aún no ha llegado. Allí los maestros les proporcionaron los libros y cuadernillos de trabajo a sus alumnos y, después de poner tiempos de entrega, el maestro los revisa y califica. En otros casos también pueden seguir por radio y televisión las clases. Aunque exige mucha disciplina y autocontrol, hay que reconocer que los padres se preocupan porque sus hijos cumplan y hagan las tareas.
Todos han entendido que es una situación temporal y no quieren que sus
hijos se rezaguen. La educación virtual se sigue dando
especialmente en educación superior,
aunque hay muchos casos también se está utilizando en secundaria y educación media; Finalmente, la educación en línea, que es prerrogativa de los más afortunados que
cuentan con internet y computadora con cámara, para seguir en
vivo las clases.
A
pesar de que la llegada de las nuevas
tecnologías al mundo de la educación
no siempre fue bien recibida, ya que parecía que con ella se perdería la interacción maestro-alumno y por tanto
no se llevarían a cabo los procesos de
enseñanza y aprendizaje correctamente; hay que reconocer que está siendo
una tabla de salvación para el mundo
de la educación en tiempos de pandemia.
Es cierto que evidenció desigualdades dramáticas, pero quiero pensar que las autoridades están tomando nota de ellas y considerarán corregirlas cuanto antes. Si es verdad lo que la OMS vaticina, sobre la llegada de más pandemias, urge que el gobierno dote de conectividad y equipo a las comunidades más pobres y alejadas o no podrán hablar de inclusión, igualdad o justicia en educación, sin que se les caiga la cara de vergüenza.
Kofi Annan
tiene una excelente frase al respecto: “Para
que la globalización sea positiva ha
de serlo para ricos y pobres (…) tiene que suministrar el mismo grado de
justicia y equidad social que de
prosperidad económica y de buena comunicaciones” Petra Llamas
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Publicado en La Jornada Aguascalientes el 11 de Septiembre del 2020
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