Cuando los estudiantes exigen una educación de calidad


Todos los problemas son problemas de educación”. Domingo Faustino Sarmiento (Político, docente, militar y periodista argentino)

Hace varios años, la coordinadora de Español de una Universidad me contaba que los alumnos de una carrera de ingeniería técnica se fueron a quejar con ella porque su maestra de español tenía faltas de ortografía. El hecho le pareció inusitado porque esos alumnos no se distinguían precisamente por dominar las reglas ortográficas; sin embargo decidió investigar la denuncia y, efectivamente, la maestra tenía una pésima ortografía y eso que su especialidad  era el español.

Llamó a la profesora y le expuso lo que los alumnos denunciaron y ella aceptó sin chistar que no sabía demasiado de ortografía, gramática o literatura española. Su única defensa era que le habían enseñado muchas teorías pedagógicas y metodologías sobre la enseñanza del español, pero que habían visto poco del contenido. Después de que la maestra reconoció su ignorancia y de que la coordinadora le sugiriera que debía prepararse más, la sustituyó por otra, a la que previamente le aplicó un examen riguroso sobre la asignatura.

Lo insólito de unos alumnos exigiendo una mejor maestra vino a mi memoria también cuando en 2016 se realizó una marcha estudiantil del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en México y que en lo personal llamó mucho mi atención, porque una de las demandas era muy similar a la que hicieran dichos alumnos y otra era la de la cancelación de los nuevos planes de estudio, por considerarlos poco exigentes.  

En entrevistas, que los alumnos del IPN estuvieron dando a los medios de comunicación, denunciaron un fenómeno que se está repitiendo en todas las instituciones educativas, sin importar el nivel: la baja calidad académica. Los alumnos del politécnico hablaban de que el nuevo programa de estudios, según La Jornada en línea, “afecta la calidad académica al reducir materias de disciplinas científicas y eliminar la humanísticas, con lo que sólo se pretende formar mano de obra calificada y no profesionales con un sentido social”. 

Esta explicación me puso muy feliz, porque por fin los jóvenes eran conscientes de que no podían seguir pasando por la universidad sin aprender; por fin exigían la introducción de materias humanísticas que los hicieran pensar y les proporcionaran educación más completa; por fin exigían calidad en la educación.

En esos días también escuchaba la entrevista a una profesora del IPN que había participado en la elaboración del nuevo plan de estudios (que los alumnos tildan de poco exigente) y las frases con las que lo defendía me sonaron muy conocidas. Decía que era un programa por competencias; que lo alumnos tenían que ser protagonistas de su propio aprendizaje; que el maestro era sólo un guía de los alumnos; que estaba basado en los cuatro pilares de la educación; y una larga retahíla de frases hechas que ya empiezan a desgastarse a base de usarse sin mucho sentido y porque los malos resultados de la educación las están desmontando.

Por si sirve de consuelo, podemos decir que la mala calidad educativa es un fenómeno mundial y esas frases que la maestra recitaba, casi sin respirar, se las saben de memoria todos los maestros del mundo y hasta las repiten en público, mientras que en privado comentan cuánto echan de menos los tiempos en que el profesor dominaba su materia y enseñaba lo que sabía a sus alumnos; echan de menos también cuando los alumnos iban a las instituciones educativasaprender y en el que aún no tenían que cambiar los términos tradicionales por otros como: “constructos”, “espacios áulicos”, “currículum estandarizado”, “certificaciones”, “herramientas” o “competencias” echan de menos aquellos tiempos en los que la educación tenía una mayor calidad.

Los alumnos del IPN de México, y seguramente los compañeros de otras universidades que se adhirieron a su causa, no están interesados en saber si los programas educativos siguen a rajatabla los tópicos pedagógicos en boga; los alumnos quieren aprender, quieren temas con mayor nivel y quieren también que los maestros asistan a clase y les enseñen. Parece mentira que, con toda la tecnología a nuestro alcance, se haya complicado tanto el proceso de enseñanza-aprendizaje y se haya perdido el rumbo de la educación.

Realmente es insólito que los alumnos quieran mayor exigencia y que digan abiertamente que quieren aprender y ser profesionales con sentido social, y cuando eso ocurre es que algo no se está haciendo bien, por lo que sería muy importante que todos los involucrados en la educación reflexionaran al respecto. 

¿Hasta cuándo se mantendrá un modelo educativo que no está dando resultados? ¿Cuántas generaciones más se tendrán que echar a perder para entender que educación es diferente de capacitación para el trabajo

La educación es un factor indispensable para que la humanidad pueda conseguir los ideales de paz, libertad y justicia social”. Jaques Delors

Petra Llamas 

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 Publicado por La Jornada de Aguascalientes el 3 de octubre del 2014.




3 Comentarios

  1. Totalmente de a acuerdo. Un modelo Educativo que no cumple las exigencias de una escuela de calidad que carece de humanismo y limitados contenidos en campos disciplinarios que sean comparados con años anteriores.

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